7 oct 2008

Sanacion espiritual


Cuando oímos hablar de sanación, ¿qué entendemos por sanación?


Hay muchos tipos de sanadores; algunos están especializados en enfermedades del cuerpo físico, otros en la sanación de los huesos, y algunos sanadores son capaces de realizar sanaciones de enfermedades que normalmente llamaríamos "incurables", como parálisis cerebral, cáncer, esclerosis múltiple. Pero, ¿existe lo que llamamos "enfermedad"? ¿dónde, cómo se origina?



Cuando renunciamos a nuestros propios sueños, cuando olvidamos y dejamos relegado a un rincón a nuestro niño interior, cuando nos sacrificamos indebidamente por alguien para sentirnos amados, cuando nos sometemos a la matriz del miedo, estamos creando en nuestra energía un campo de cultivo para la enfermedad. Nuestros campos electromagnéticos se debilitan, creando espacios vacíos (de conciencia) donde la enfermedad puede instalarse y desarrollarse. Ésta "enfermedad", es la que luego nos recordará lo que tenemos "pendiente" con la vida, siempre producto de una falta de amor hacia nosotros mismos. Aquí salen a relucir los traumas y las carencias emocionales que nos han hecho llegar hasta éste punto.

Aprendiendo a cuidar nuestros campos electromagnéticos con la respiración, la atención consciente (la meditación), una buena alimentación y relaciones armoniosas y equilibradas, podemos prevenir enfermedades y ahorrarnos el dolor y el sufrimiento que a veces éstas provocan. Igualmente, si ya estamos "enfermos", es decir, que el desequilibrio ha llegado a afectar a nuestro cuerpo físico, podemos aprender a cuidarnos tomando conciencia de nuestras carencias y también de las cosas de las que necesitamos desprendernos. A veces la carga que llevamos a nuestras espaldas es demasiado pesada; y la liberación de aquellas emociones que nos hacen daño, es un gran paso hacia la sanación.

A través de la sanación espiritual, accedemos a una herramienta de autoconocimiento que nos ayudará a tomar conciencia de por qué nos pasa lo que nos pasa, y nos ayudará también, con el tiempo, a recordar quiénes somos y qué hemos venido a hacer aquí. Ya somos lo que deseamos ser, y es sólo cuando quitamos el "deseo" que lo vemos con claridad. No podemos ser mejores, pues ya somos perfectos. pero lo hemos olvidado, enredados en la maraña de las emociones, el deseo y el sufrimiento.

Cuando acudimos a recibir sanación, es importante que sepamos por qué vamos, quizás todavía no tengamos ni idea de hacia dónde ir, pero incluso en éste caso ya sabemos lo que queremos: buscamos discernimiento, buscamos dirección. Es importante que asumamos la responsabilidad de nuestra propia sanación, de nuestro propio proceso, y que no lo dejemos nunca en manos de otra persona, pues eso sería una ilusión. Sólo hay sanación cuando hay comprensión, y eso es algo que nadie puede hacer por nosotros. El resultado de éste proceso es una apertura progresiva del corazón al amor incondicional y una inevitable expansión de la conciencia, lo que transformará nuestras relaciones y nuestro entorno, y por ende, nuestro mundo.

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